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Jesús, indignado. Por eso lo mataron

Jesús denuncia las múltiples marginaciones a las que eran sometidas las mujeres por mor de la religión y de la política, se opone a las leyes que las discriminaban (lapidación adulterio, libelo de repudio) y las incorpora a su movimiento en igualdad de condiciones que a los varones y con el mismo protagonismo

          Jesús, indignado. Por eso lo mataron

Cristo adoptó una actitud de rebeldía frente al sistema y el orden establecido

Reportaje Fotografico de Juan Santiso
Tras acusar a Dios de ser “nuestra más larga mentira”, calificar a los evangelios de “testimonio de la ya incontenible corrupción existente dentro de la primera comunidad”, definir a Pablo de Tarso como de “disangelista” y dirigir la “maldición sobre el cristianismo en El Anticristo, Nietzsche hace el siguiente retrato idílico de Jesús de Nazaret: “Él no opone resistencia, ni con palabras ni en el corazón, a quien es malvado con él… No se encoleriza con nadie, ni menosprecia a nadie. No se deja ver en los tribunales, ni se deja citar ante ellos (‘no jurar’)… Lo que él legó a la humanidad es la práctica: su comportamiento ante los jueces, ante los sayones, ante los acusadores, ante toda especia de calumnia y burla, su comportamiento en la cruz Él ora, sufre, ama con quienes, enquienes le hacen mal. No defenderse, no encolerizarse, no hacer responsable a nadie”.
De ser cierta la versión de Nietzsche, Jesús habría huido del conflicto como de la quema y se habría instalado en una religión conformista, sin que nada ni nadie le turbara. Pero nada más lejos de la realidad. Jesús fue un Indignado que adoptó una actitud de rebeldía frente al sistema y se comportó como un insumiso frente al orden establecido. El conflicto, nacido de la indignación, define su modo de ser, caracteriza su forma de vivir y constituye el criterio ético de su práctica liberadora. La insumisión y la resistencia fueron las opciones fundamentales durante los años de su actividad pública, tanto en el terreno religioso como en el político, ambos inseparables en una teocracia y la clave hermenéutica que explica su trágico final.
Indignado con la religión oficial. Se indigna con la religión oficial y sus intérpretes, que anteponen el cumplimiento de la ley al derecho a la vida e incitan a la venganza en vez de llamar al perdón. Cuando está en juego la vida y la libertad de las personas infringe a conciencia las leyes judías del ayuno, del sábado, de la pureza, etc. y justifica que sus discípulos las incumplan. Come con pecadores y publicanos y osa afirmar que las prostitutas preceden a los escribas y fariseos en el reino de Dios. El centro de la religión está en la práctica de las bienaventuranzas, carta magna de la nueva religión.
Indignado con los poderes religiosos. Las autoridades religiosas vivían una escisión entre la realidad y la apariencia. Su actitud no podía ser más hipócrita: decían y no hacían, absolutizaban la Torá e imponían al pueblo cargas legales que ellos mismos no cumplían. Jesús les echa en cara la falsedad de su magisterio y su falta de coherencia. No les reconoce autoridad, ni sigue sus enseñanzas.
El conflicto, nacido de la indignación, define su modo de ser, caracteriza su forma de vivir
Indignado con los poderes económicos. La acumulación de bienes es quizá la causa más importante de la indignación de Jesús, convencido como estaba de la incompatibilidad entre servir a Dios y al dinero y de que toda riqueza es injusta y se convierte en un medio de dominación y de opresión que genera pobreza en derredor. Cuestiona las raíces materiales y religiosas –generalmente unidas- de la exclusión y lucha por erradicarlas. Se pone del lado de los grupos marginados social y religiosamente: publicanos, pecadores, prostitutas, enfermos, posesos, paganos, samaritanos y gente de mal vivir.
Indignado con el poder político. La indignación de Jesús sube de tono cuando se enfrenta con los poderosos, a quienes acusa de opresores, y con la tiranía que imponía Roma a su pueblo. Precisamente la condena a muerte de Jesús, y muerte de cruz, dictada y ejecutada por la autoridad romana, fue la consecuencia lógica de la indignación contra con el poder político, a quien niega legitimidad, y contra el Imperio, a quien considera invasor. No se trató, por tanto, de un error, como creía Bultmann. ¡Se lo tenía merecido!
Indignado con la religión y la sociedad patriarcales, Jesús denuncia las múltiples marginaciones a las que eran sometidas las mujeres por mor de la religión y de la política, se opone a las leyes que las discriminaban (lapidación adulterio, libelo de repudio) y las incorpora a su movimiento en igualdad de condiciones que a los varones y con el mismo protagonismo. Es en el movimiento de Jesús donde ellas recuperan la dignidad que les negaba la religión oficial y la ciudadanía que les negaba el Imperio.
Indignado con el Dios autoritario. Es sin duda la indignación más dolorosa, la que más desgarro interior le provoca y la que pone a prueba su fe y su esperanza. El conflicto con Dios se muestra en toda su radicalidad en los momentos finales de su vida, cuando el agua le llega al cuello. Jesús pide cuentas a Dios por no estar de su lado en el proceso, la condena y la ejecución, como antes su correligionario Job, le expresa su más profunda decepción y lanza un grito de protesta: ”¿Por qué me has abandonado?”. 
La indignación de Jesús de Nazaret con los poderes económicos, religiosos, políticos y patriarcales constituye un desafío para los cristianos y cristianas de hoy y una llamada a incorporarse al movimiento de los Indignados. Y no para sacralizarlo, ¡en absoluto!, sino para sumar fuerzas y aportar nuevas razones a la lucha por “Otro mundo posible”.
Juan José Tamayo es teólogo y autor de Otra teología es posible (Herder, 2012. 2ª ed.).(Publicado en El Pais)
Enviado por Alberto Torre Barciela
Recomendado: http://juansantiso.blogspot.com/2012/02/el-cardenal-donald-wuerl-arzobispo.html
http://madrid.tomalaplaza.net/

Comentarios

  1. Excelente, y coincido al 90%. Sólo un matiz (siempre leyendo el Evangelio): la indignación con Dios.
    Realmente no llega a ser tal, sino que es un natural momento de flaqueza ante el destino que le toca padecer, y es el de convertirse en mártir de la causa como herramienta para expandirla (lo de la resurrección es materia de teología y fe, así que me quedaré con el hecho de entregarse voluntariamente a la muerte como lo hizo un Gandhi al emprender una huelga de hambre, por ejemplo). Es el grito en pro de la supervivencia que no podemos evitar, la duda definitiva de si merece la pena perder la vida para ganar la batalla. Finalmente, se salda con el "hágase tu voluntad, y no la mía" que es someterse a algo más grande que uno mismo (Dios, la causa, llámese X) con el máximo sacrificio, y se hace por amor a los hermanos y para sentar un ejemplo de compromiso hasta las últimas consecuencias con una causa que se considera justa. Un acto de grandeza.
    Trasladado a nuestro escenario, sería lo mismo que afirmar (salvando un abismo de diferencias, y a una escala de sacrificio mucho menor) que un detenido y juzgado por defender la causa del 99% se indigna con esa misma causa porque está a punto de costarle muy cara (en términos de libertad o de represalias, ya sean físicas o económicas, aunque en países como Túnez o Egipto han llegado a ser tan letales como en la Palestina del Siglo I). Sería un momento de flaqueza y de duda totalmente humano y comprensible, que yo mismo creo que no sería capaz de superar. Sólo añade más potencia al heroísmo del personaje, capaz de entregarse a la tortura y la muerte por no agachar la cabeza y salir huyendo en vez de aceptar las consecuencias de su lucha.
    Me ha encantado el artículo. Muchas gracias por compartirlo.

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  2. Alberto Soler Montagud · 15 amigos en común
    Si muchos "piadosos" cristianos fueran capaces de "ver" al verdadero Cristo (una esencia abstracta con la que podría comulgar pese a mi agnosticismo) en cada pobre, en cada parado, en cada desalojado de su vivienda, en cada inmigrante con un una mochila a la espalda como los que podrían encontrarse en el metro si alguna vez subieran...
    Si supieran "encontrar" a "ese Cristo" y no al de los crucifijos que tanto les gustaría imponer en los despachos oficiales, las aulas docentes, y los actos de jura de cargos oficiales, otro gallo les cantaría, y otro gallo nos cantaría a todos.
    Porque si aquél Cristo indignado y rebelde que hace dos mil años se opuso al sistema y al orden establecido fuera quien hoy evaluara nuestro "establishment" económico político y religioso y quien estuviera al frente y al servicio de los verdaderamente necesitados (no de los “necesitados” de poder cegados por su ambición), tal vez la crisis que ahora padecemos nunca hubiera llegado a producirse.
    Sin embargo, es muy posible que ése Cristo socialmente sensibilizado y realmente comprometido se encuentre ya entre nosotros, pero también es posible que quienes prefieren verlo colgado en las paredes de sus despachos o paseado en piadosas procesiones sean quienes cada día lo crucifican de nuevo cada vez que les niegan el pan y la sal a quienes necesitan verdadera ayuda para subsistir con la dignidad que los poderosos se empeñan a arrebatarles.
    Religión, hipocresía, intereses creados... mentiras y mas mentiras.

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    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo con tu comentario, este es el Jesús que yo opino existió, pero como siempre, el interesado poder establecido manipula la realidad en su propio interés.

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  3. Pedro Calvo
    Entiendo tu buena intención Juan, pero estas mandangas religiosas me son siempre fastidiosas. Cristo es un cuento chino, Juan. Se puede especular lo que se quiera con la biblia, pero Jesucristo es un sincretismo de leyendas de la época, no una figura histórica. No vale como ejemplo de nada. El cristianismo y el catolicismo son una patraña. Salud

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FOTOGRAFIA: CARLOS DE ANDRES

FOTOGRAFIA Carlos de Andrés Carlos de Andrés. Fotógrafo               Historial Resumido           cdeandres@efti.es Se inicia como ayudante de fotografía en la agencia Cover en 1986, pasando al año siguiente a formar parte del staff de fotógrafos. Trabajó en el semanario El Globo y el diario El Sol como reportero. En la década de los 90, y como fotoperiodista, es colaborador en la agencia VU, Paris. A partir de 2010 pasa a formar parte, como colaborador de la red mundial de fotógrafos documentalistas de la agencia Getty Images. Sus trabajos han sido publicados en casi 80 libros de fotografía; cuatro de ellos temáticos: "Románico Palentino", "Soria Imaginada", "Soldados" y "Música, lo Clásico". Está inscrito en La Historia de la Fotografía de España, por Publio López-Mondejar, Real academia de las Bellas Artes. Ha trabajado en proyectos Documentalistas como el Open Spain, Iron River, Cultura del Olivo,

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Decimos NO a las Grandes Mentiras

Foto: Juan Santiso                                                                            NO    Juan Santiso Decimos NO a las grandes mentiras, falsedades, invenciones, NO a la Reforma Laboral, a la Manipulación de los Medios de Comunicación, a la falsa crisis inventada por ese invisible 1% neoliberal fascista y decimos NO a la manipulación del lenguaje de las Palabras. Cada vez estoy mas convencido del éxito que los ciudadanos del mundo vamos a obtener impidiendo que ese 1% manipulador y dictador que promueve guerras y genocidios, la explotacion de los bienes de la tierra, la destrucción del medio ambiente, que provoca la contaminación, el hambre y muerte de miles de niños cada dia, la pobreza, la discriminación de la mujer, que trata de imponer la esclavitud con amenazas y provocando que el miedo se extienda, que es despreciativo hacia los seres humanos, que miente con los hechos y con la palabra, que provocara la destrucción de la tierra. Cada vez, digo, esto