DUEÑOS
DE
SUS
DESTINOS
Por Jeronimo Duran
DE
SUS
DESTINOS
Por Jeronimo Duran
HE AQUÍ A NOSOTROS QUE FUIMOS QUE SOMOS
Y QUE SEREMOS LOS QUE SOMOS.. MIENTRAS ESTEMOS
ESTA FOTO QUEDARADE POR VIDA COMO SIMBOLO
DE LA AMISTAD QUE UN DÍA Y OTRO DÍA NOS UNIO
POSDATA SI ME HAN DE QUITAR LO BAILAO QUE ME LO
QUITEN, LO QUE NO ME PODRAN QUITAR ES TODO LO QUE
HEMOS ANDADO JUNTOS, VIVIR Y SEGUIR VIVIENDO ,, PORQUE
TODAVIA NOS QUEDA ALGUN QUE OTRO AMANECER, PARA
PODERLO VER JUNTOS,,, AUNQUE SEA SERENO Y SIN RESACA,
En un futuro no muy lejano, cuando la luz que ilumina nuestra mente
empiece a apagarse, en ese último instante de cordura, no olvidare
que un día fui niño, que camine entre ellos, que conocí mi mundo con
ellos, que viví con ellos como si fuéramos uno, que solo compartimos
las alegrías, las penas se quedaban con cada uno.
Con uno que sufriera ya era más que suficiente. El no compartir las
penas era lo que nos diferenciaba de los adultos, el quererlas olvidar
nos mantenía todo los día activos como forma de huir de ellas y de
No era un mundo feliz el que nos tocó vivir, pero conseguimos
hacerlo feliz para nosotros.
Nuestros padres pensaban que estábamos protegidos, pero se
equivocaban quizás porque pensaron que ellos, en su niñez, lo
estuvieron. Ningún padre pensó en la selva en la que nos metieron. No
es lo mismo un pequeño pueblo de los alrededores de un pequeño
pueblo, que toda una ciudad en expansión llena de pequeñas cosas
que te llaman la atención, un simple balón de goma era un tesoro al
alcance de muy pocos, una bicicleta se convirtió en el sueño que
nunca pudimos tener. Ya de mayores, cuando pudimos cumplir ese
sueño, nos dimos cuenta, (por lo menos yo), de que no habíamos
aprendido a montar, ¿para que quería cumplir con ese sueño si
cuando lo tuve no pude disfrutar de él?
año exacto en que conocí a Sebás, Charly para los amigos, para mi
Chani como homenaje al gato de Toni “el majara”. Dicen que los gatos
tienen siete vidas y no se si es verdad, pero yo vi caer a ese gato
cuando lo tiro su madre de un sexto piso y salio corriendo para no
volver más por mucho que Toni fue tras él.
Lo que las brumas del tiempo no han borrado fue el día que lo vi, era
imposible no verlo, destacaba de entre todos los demás de la clase,
por su físico. Entró en la clase de Don José, “el profe paciente”, “el
profe bueno” de todo colegio del estado. En aquella época solo había
uno bueno, después de él estaba el malo, él más malo y el peor que
por norma era el de la última clase, este se llamaba Don Francisco.
Siempre pensé que se equivocaron con el nombre. No vi a Sebás al
entrar. Recuerdo que alguien me comento que en párvulos había
entrado un chaval tan alto como yo, no sé cómo me lo hice pero
recuerdo que lo vi en la clase, aquella imagen me choco, no entendía
que hacia allí, algunos días más tarde lo entendí. Yo había entrado al
colegio con siete años y tras un pequeño examen con el director entre
directamente a primero, a la clase de don José, pero no al bueno sino
retorcido, (y no porque le retorciera el brazo a Fausto hasta que se lo
rompió, y siguió con el a rastras hasta sacarlo fuera de la clase), y
borde que pocos de los que estuvieron en su clase se olvidaran de él.
Ya de joven pensé en la alegría que me daría el poderlo volver a ver
ya que soñé más de una noche con él, el fue el dueño de una de mis
primeras pesadillas. Recuerdo aquella mañana todavía como si fuera
hoy, porque se me quedo grabara a fuego lento. Eran poco más de
las once de la mañana y en la pizarra había un buque dibujado, (ese
día tocaba gramática), de la forma en que estaba dibujado yo solo veía
una “V” puesto que solo se veía la proa, no sé qué me confundió más
-¿Qué ves?
-Un barco. –respondí-
-Esto es un buque, ¡pronúncialo!... -(ese día el profesor tenía que
estar mal jodido)-.
Ahí comenzó mi gran pesadilla, nunca en mi vida me habían dado
tantas hostias juntas, no es excusa, pero creo que dé ahí viene mi
dislexia. La impotencia que sentí, aun siendo un niño, siempre ha
vivido conmigo llegando a convertirse en todo un trauma. Me hubiera
encantado encontrármelo a partir de los diecisiete años. Se que fue
expulsado del colegio y fue destinado a Cádiz o Huelva, no supe más
de él, pero mientras viva me acordare de él.
A Sebás no le dieron tiempo a hacerle un simple examen, lo
metieron con los más pequeños y el bueno de Don José ya se
apañaría. Yo pensé que no sabía nada de nada, pero me equivoque,
puesto que no tardó más de unos días en estar en mi misma clase.
Sebás vivía un poco más abajo de donde vivía yo, de hay que
hiciéramos el camino los dos juntos y así surgió nuestra amistad. Dice
el poeta que no hay camino, que se hace el camino al andar, nosotros
hicimos el camino y una gran amistad y al volver la vista atrás, veo la
amistad que tuvimos y que nunca podré olvidar, diga lo que diga el
poeta. Nosotros hicimos tantos días ese mismo camino, que nunca lo
Sebás y yo pasamos dos años juntos en la misma aula, no
estábamos solos, teníamos otros amigos con quien compartir nuestros
juegos, era la edad de jugar, sin embargo ninguno de los dos nos
dábamos cuenta de que nos faltaba algo, dos eran pocos para afrontar
la vida que nos estaba esperando.
Cuando se acabaran las hojas de no más de dos calendarios, sobre
los diez años, no recuerdo el día, llego al colegio un nuevo alumno, no
era muy alto, más bien tenía una altura un poco mas baja de lo normal
simpatía, tenía el don de caerle bien a todo el mundo, (siempre he
pensado que se cae bien hasta a si mismo, es casi imposible verlo
cabreado y eso que es del Madrid, que ya son palabras mayores…).
Aquel chaval de no más de diez años, se llamaba, (y se sigue
llamando), Manuel Ruiz Lagares, para todos conocido como “Lete”.
Eran tiempos de estrecheces, tanto era así que se ahorraba hasta en
las palabras, quizás para no perder ni tiempo, ni saliva.
“Lete”, que recuerde, no tardó mucho en juntarse con nosotros dos,
por lo que con él pasamos a ser tres. Quizás nos faltara otro más
como los Mosqueteros, pero mejor estábamos los tres como los
perdido en las novelas luchando por su honor, nosotros solo podíamos
ser como los hermanos Marx y sobrevivir lo más dignamente dentro
del descontrol.
Cada uno de nosotros tenía sus virtudes y sus defectos, virtudes y
defectos que siempre había uno de los tres que sabía resolver. Yo,
que pase a ser llamado, (y todavía me llaman los muy queridos
cabrones), “Indio”, era el más alto y que recuerde el que mejor sabía
subir a los árboles. Sebás, al que todavía no llamábamos
“Charly”-“Chani”, era un poco más bajo que yo, pero mientras yo era
supimos aprovechar sobre todo en los bautizos. “Lete” era el más listo
y en él se daban todas las historias que corrían sobre las personas
más pequeñas, efectuando que no tenía mala leche, era el más
vívales y el que más sabía de los tres. Sus conocimientos, su valentía
y su picardía nos arrastraban con él. No he conocido una mente que
funcionara más que la suya, siempre estaba pensando y esas ideas
suyas, en la mayoría de las ocasiones, nos solucionaban el día o la
semana.
En términos de comic, Lete seria, Asterix. Sebás Obelix. y yo el
Trovador, aquel que nació para incordiar,
Trueno, Lete. Goliat, Sebás y yo Crispín por lo de hacer el Indio
( continuara)
Las fotografias son deFaleroni.
http://imagenesfaleroni.blogspot.com
( continuara)
Las fotografias son deFaleroni.
http://imagenesfaleroni.blogspot.com
Añoranzas de tiempos que fueron y que nos hicieron como somos. Recuerdos que forman tu historia que, al igual que en los árboles, va tallando anillo tras anillo y todos están dentro de la madera. Feliz tú, por haber tenido anillos gratos a los que mirar, ahora, hacia dentro y ver tu devenir como ser humano que ahora se proyecta en otros.
ResponderEliminar