El genocidio de los extremistas
No nos callarán, hoy, desde #CostaDaMorteMuxía, os presentamos 60 fotos de Gaza, seleccionadas y editadas por Fotografía&Revolutión, que plantean la necesidad una reflexión, mencionada en los textos de Soledad Gallego-Diaz y Manuel Vicent, que se preguntan sobre si los palestinos de Gaza:
¿Cómo pueden
sobrevivir los palestinos a tantas humillaciones?
“¿Acaso no tienen ojos, manos,
sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimentan de la misma comida, no son
heridos por las mismas armas, curados por los mismos remedios? ¿No se calientan
y enfrían en verano y en invierno? Si se les pincha, ¿no sangran?. ?; si se les hace cosquillas, ¿no se ríen? Si les ultrajan, ¿no se vengarán?”.
#MalditasLasArmas! #MalditoElNaziCapitalismo
Por Juan Santiso
Todas las armas, el gran saqueo que se ejerce los sobre los pueblos, los mas indefensos, con la venta de armas, lleva años sometiendo a las naciones del mundo a una fuerte y destructora dictadura. Destruye, le importa un comino, el Medio Ambiente, otro comino le importan las gentes que habitamos la tierra, que con la muy preciada colaboración religiosa, las quiere esclavas, ciegas, mudas y sordas.Las mentiras de Benjamín Netanyahu han llevado a Israel al embudo irracional en el que se halla la nebulosa confundida de quienes, bien sentados en el palco preferencial, celebran bombardeos y aplauden al escuchar los gritos de los niños palestinos masacrados.Es muy posible que esté empezando a asentarse la conciencia de que nos encontramos en un momento decisivo. Y, si hay en Israel un grupo suficientemente grande de personas que todavía crean en el cambio y estén dispuestas a luchar por él, entonces, ha llegado la hora de actuar, escribe Nir Baram escritor israelí, a quien también le llueven todos los días insultos y amenazas de sus propios conciudadanos israelíes por el hecho de hablar con honestidad y sin miedos, desde hace años, en contra de la demencial política militarista de ciertos políticos de Israel que en lo más mínimo se preocupan por buscar o apuntalar las verdaderos caminos de un posible entendimiento para lograr la de paz, solo se preocupan de acumular mas dinero para matar mas gente. (ni ellos, ni familias, vivieron el Holocausto de los nazis).Si le preguntas a Nir Baram:¿Podrán los absurdos de la guerra de Gaza cambiar la mentalidad de los israelíes?
Eso espero. Pero es
difícil, porque muchos han construido un complejo mecanismo de protección que
les permite negar la evidencia y aislarse de la realidad. No quieren saber que,
desde la segunda Intifada, las FDI han matado a más de 1.600 palestinos menores
de 18 años, incluidos más de 300 en la Operación Margen Protector, no quieren
conocer el día a día de la ocupación, porque los hechos pondrían en peligro ese
mecanismo al que muchos se aferran y que los medios de comunicación sostienen a
sabiendas.
Todo tiene un fin, ahora gracias
a las nuevas formas de comunicación, la gran mayoría de las gentes que habitamos la tierra hemos
descubierto el tinglado que se han montado, su permanente mentira. Nos dimos
cuenta que podemos desmontar sus mentiras, que han hecho leyes a su
conveniencia, y cuando no podían, las han infringido a su conveniencia. Ya lo sabemos, ¡Mienten y seguirán mintiendo!.Como dice Soledad Gallego-Diaz Hace años que
asistimos impertérritos a la destrucción paulatina del Derecho Internacional, las libertades nos van privando de ellas
con leyes que incumplen los “Derechos Humanos”, las desigualdades se hacen mas
grandes, y la seguridad en el trabajo no la tienen ni los ejecutivos, menos seguro
es, que el trabajar le de a una, para vivir bien, (como hace poco tiempo). Esto
está pasando en Europa, al mismo tiempo que nos muestran lo crueles y
despiadados dictadores que pueden ser en otros paises, -Kiev- Gaza-irak-
Afganistán... Ya nos están demostrando, el gobierno
Israelí y Hamás, como arreglan sus diferencias, tal vez había que hacer caso a
algunas noticias que hablan de que Hamás esta financiada por el gran lobby
judio, que a su vez financia Israel. Sea como sea, mas pronto que tarde se va a
saber, los crímenes que están cometiendo van a descubrirse, los responsables
también, es posible que, como dice Manolo Vicent,
"tal vez, a cambio de esta acogida el sistema
bélico occidental ha obligado a esa nación a ejercer un papel siniestro. El
Estado de Israel viene a ser, en definitiva, una base militar norteamericana,
su garra de tigre sobre una civilización enemiga". Tal vez
estemos descubriendo que los responsables de las matanzas de Gaza.., el juego sucio de Ucrania… la privación de libertades y derechos en Europa,... sean los mismos
dictadores. Unos cuatro o cinco fascistoides que están jugando a hacer un mundo
según sus santos cojones. (que no son ni santos, ni tienen cojones, sino una locura asesina provocada por el terrible miedo a ver el gran vacio, la nada, en el que se encuentran).Hay
que decirles a los nazijudaistas, y al mundo, que esta batalla la han perdido,
que una mayoría muy cualificada en las redes, de las gentes que más influyen en
el mundo, han descubierto que lo que está pasando en Gaza no es más que un
genocidio provocado para experimentar nuevas armas. Es un negocio. Las gentes
no cuentan. “¿Acaso no tienen ojos, manos,
sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimentan de la misma comida, no son
heridos por las mismas armas, curados por los mismos remedios? ¿No se calientan
y enfrían en verano y en invierno? Si se les pincha, ¿no sangran?. Hay que decirles: ¡ es el principio del fin ¡ . De su
fin!!!. (los no
revolucionarios, no tengáis en cuenta esta última afirmación, no es más que una
utopía)
El gusano que nos corroe
desde hace años
POR SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ
Hace años que
asistimos impertérritos a la destrucción paulatina del Derecho Internacional,
como si algo semejante no fuera a tener un efecto corrosivo sobre nuestro mundo
y nuestro futuro, como si fuera algo que afecta solo a sociedades lejanas. Y
sin embargo, todo caerá un día sobre nuestras cabezas, porque en eso estriba,
precisamente, el valor básico del
derecho: evitar que la impunidad agusane la convivencia.
Creemos que no tendrá consecuencias que Polonia (y seguramente algún otro país europeo) permitiera a la CIA usar en su territorio una cárcel secreta, donde se torturó y se mantuvo secuestrados a sospechosos de militar en la organización terrorista Al Qaeda, tal y como acaba de establecer una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Creemos que no tendrá consecuencias permitir que el Estado de Israel viole permanentemente en los territorios ocupados de Palestina las normas del Derecho Internacional.
Creemos que el dolor, la humillación, la tortura, el asesinato son fenómenos locales y, efectivamente, como explicó la pacifista israelí Nurit Pelet-Elhanan, cuando recogió el Premio Sájarov, “todas esas cicatrices son locales”. No podemos comprender completamente el sufrimiento de las mujeres palestinas. “No sé cómo habría sobrevivido yo a tales humillaciones y a tal falta de respeto por el mundo entero”, reconoció Pelet-Elhanan.
Pero las cicatrices locales, en Polonia, en Guantánamo o en Palestina, tantas cicatrices locales, terminarán por convertir nuestro mundo en un tejido raído. Las cicatrices que deja la falta de respeto al Derecho Internacional se dibujan ya en nuestra propia cara.
Creemos que no tendrá consecuencias que Polonia (y seguramente algún otro país europeo) permitiera a la CIA usar en su territorio una cárcel secreta, donde se torturó y se mantuvo secuestrados a sospechosos de militar en la organización terrorista Al Qaeda, tal y como acaba de establecer una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Creemos que no tendrá consecuencias permitir que el Estado de Israel viole permanentemente en los territorios ocupados de Palestina las normas del Derecho Internacional.
Creemos que el dolor, la humillación, la tortura, el asesinato son fenómenos locales y, efectivamente, como explicó la pacifista israelí Nurit Pelet-Elhanan, cuando recogió el Premio Sájarov, “todas esas cicatrices son locales”. No podemos comprender completamente el sufrimiento de las mujeres palestinas. “No sé cómo habría sobrevivido yo a tales humillaciones y a tal falta de respeto por el mundo entero”, reconoció Pelet-Elhanan.
Pero las cicatrices locales, en Polonia, en Guantánamo o en Palestina, tantas cicatrices locales, terminarán por convertir nuestro mundo en un tejido raído. Las cicatrices que deja la falta de respeto al Derecho Internacional se dibujan ya en nuestra propia cara.
¿Cómo pueden sobrevivir los palestinos a
tantas humillaciones?
¿se preguntaba
la activista israelí.
“¿Acaso no tienen ojos, manos, sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimentan de la misma comida, no son heridos por las mismas armas, curados por los mismos remedios? ¿No se calientan y enfrían en verano y en invierno? Si se les pincha, ¿no sangran?; si se les hace cosquillas, ¿no se ríen? Si les ultrajan, ¿no se vengarán?”
El famoso alegato de humanidad que puso Shakespeare en boca de Shylock (“soy judío, ¿acaso no tengo ojos, manos...?”), mantiene todo su dolorido impacto para cualquier comunidad. Pero conviene no olvidar la última frase que pronuncia Shylock: “Malo será que un día no sobrepase yo las instrucciones que me habéis dado”.
Pocas personas son capaces de resistirse a ese ciclo de violencia. Lo fue, siempre, una personalidad extraordinaria, Marek Edelman, el subcomandante del levantamiento judío en el gueto de Varsovia, responsable de una enorme red de túneles a través de la cual intentó lograr la supervivencia de su comunidad.
Edelman, que
nunca quiso emigrar a Israel, pronunció un día unas palabras terribles: “Es en Israel donde
nuestro recuerdo corre el peligro de perderse”. En 2002 dirigió una carta pública a los “líderes de las
organizaciones militares, paramilitares y guerrilleras palestinas” en la que
reconocía el derecho a la autodefensa de los territorios ocupados y criticaba
al tiempo, duramente, los atentados suicidas que promovían entonces algunos
grupos de Gaza. Provocó la ira de Israel, porque se negó a calificar a los
combatientes palestinos de terroristas, pero la verdad es que fue igualmente
exigente con las dos partes: “En 1943 nosotros combatíamos en el gueto de
Varsovia por nuestra vida, no por un territorio ni una identidad nacional (…) Nuestras armas nunca se
dirigieron contra mujeres ni niños (…) Nunca
despreciamos la vida humana ni enviamos a nuestros soldados a una muerte
segura”.
Sobre todo, Edelman no les ocultó la verdad. En ningún lugar del mundo, les escribió, podrá un grupo de guerrilleros alcanzar la victoria, aunque en ninguna parte pueda tampoco ser vencido por un ejército regular, por muy bien equipado que esté. “Vuestra guerra no tiene solución”. El viejo comandante les pedía que miraran a lugares donde, tras años de guerra, antiguos enemigos se sentaban a la misma mesa. La única solución, para Palestina, para Israel y para nosotros, es lograr matar el gusano que lleva años corroyendo el Derecho Internacional.
“¿Acaso no tienen ojos, manos, sentidos, afectos, pasiones? ¿No se alimentan de la misma comida, no son heridos por las mismas armas, curados por los mismos remedios? ¿No se calientan y enfrían en verano y en invierno? Si se les pincha, ¿no sangran?; si se les hace cosquillas, ¿no se ríen? Si les ultrajan, ¿no se vengarán?”
El famoso alegato de humanidad que puso Shakespeare en boca de Shylock (“soy judío, ¿acaso no tengo ojos, manos...?”), mantiene todo su dolorido impacto para cualquier comunidad. Pero conviene no olvidar la última frase que pronuncia Shylock: “Malo será que un día no sobrepase yo las instrucciones que me habéis dado”.
Pocas personas son capaces de resistirse a ese ciclo de violencia. Lo fue, siempre, una personalidad extraordinaria, Marek Edelman, el subcomandante del levantamiento judío en el gueto de Varsovia, responsable de una enorme red de túneles a través de la cual intentó lograr la supervivencia de su comunidad.
Sobre todo, Edelman no les ocultó la verdad. En ningún lugar del mundo, les escribió, podrá un grupo de guerrilleros alcanzar la victoria, aunque en ninguna parte pueda tampoco ser vencido por un ejército regular, por muy bien equipado que esté. “Vuestra guerra no tiene solución”. El viejo comandante les pedía que miraran a lugares donde, tras años de guerra, antiguos enemigos se sentaban a la misma mesa. La única solución, para Palestina, para Israel y para nosotros, es lograr matar el gusano que lleva años corroyendo el Derecho Internacional.
Estigma
Por MANUEL VICENT 3 AGO 2014
Para un intelectual ser acusado de antisemita es un estigma difícil de soportar. Una extraña paranoia le impulsa a creer que una fuerza oculta le impedirá acceder a cualquier reconocimiento internacional, incluidos premios, cátedras, editoriales y periódicos.
Por miedo a entrar en esa supuesta lista negra algunos intelectuales, artistas y escritores se palpan el hígado antes de proferir una condena taxativa del insoportable espectáculo de crueldad y
venganza que el Estado de
Israel está perpetrando sobre el pueblo palestino cuya rentabilidad en el número de víctimas es la del ciento por uno, según el famoso rédito bíblico. Cualquier opinión sobre esta guerra desigual debe expresarse siempre con
matices, si no quieres ser tachado de antisemita. Para salvar la cara es obligado manifestar de antemano la admiración que produce la historia de ese pueblo y redoblar una vez más el espanto ante los campos de concentración y de exterminio.
Pero, tal vez, a cambio de esta acogida el sistema bélico occidental ha obligado a esa nación a ejercer un papel siniestro. El Estado de Israel viene a ser, en definitiva, una base militar norteamericana, su garra de tigre sobre una civilización enemiga.
Con las espaldas bien guardadas por el Pentágono y por una Europa que con su ambigüedad cura la mala conciencia, Israel se permite desafiar cualquier norma internacional con el sentido omnipotente y vengador del peor Yahvé de la Biblia. El odio y el antisemitismo creciente son el resultado de este destino.
Hacen falta personas con sus portátiles y un pendrive, que sepan teclear, para transcribir las etiquetas de las cajas en la embajada. El pueblo de Gaza os lo agradece. Salud
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