DUEÑOS
DE SUS
DESTINOS
(IX)
Por Jeronimo Duran
Hasta los pájaros callaron por un momento. Vi como a la gente se le saltaban las lágrimas, estábamos en el año sesenta y ocho y todavía algunos lo recordaban.
Del Capitulo anterior:
Nunca la volví a ver, no sé qué fue de ella, pero si hoy la viera,
seguro que la reconocería, aquellos ojos y aquella cara no se
pueden olvidar, su imagen se me quedó grabada en la mente, no
sé si a causa de sus besos o su miedo, pero algo en mi se quedó
de todo aquello.
Nunca la volví a ver, no sé qué fue de ella, pero si hoy la viera,
seguro que la reconocería, aquellos ojos y aquella cara no se
pueden olvidar, su imagen se me quedó grabada en la mente, no
sé si a causa de sus besos o su miedo, pero algo en mi se quedó
de todo aquello.
CAPITULO-9 EN BUSCA DEL POLLO A L´ AST
No pasaríamos de los quince años cuando
un día, mientras explorábamos el barrio
chino, nos dimos cuenta que en un bar se
anunciaba un cuarto de pollo a l´ast y
una copa de cava por veinticinco pesetas.
Ese día estuvimos de suerte, ya que
nosotros el pollo solo lo veíamos por
Navidad y no hecho de aquella manera. Nos fuimos a por él como si
un día, mientras explorábamos el barrio
chino, nos dimos cuenta que en un bar se
anunciaba un cuarto de pollo a l´ast y
una copa de cava por veinticinco pesetas.
Ese día estuvimos de suerte, ya que
nosotros el pollo solo lo veíamos por
Navidad y no hecho de aquella manera. Nos fuimos a por él como si
fuéramos muertos de hambre. Estaba mucho mas
sabroso que el de
Navidad, ¡Ojala hoy fuera el de Navidad!
Fue el primer asador de pollos
que vimos. El segundo fue
en Sitges, costaba lo mismo, se lo tuvieron
Este bar estaba ubicado en el mismo
corazón del barrio chino. En la calle
Unión para ser más exactos. Que
mejor sitio que ese para recuperar
energías si habías perdido en aquellas
calles parte de ellas.
corazón del barrio chino. En la calle
Unión para ser más exactos. Que
mejor sitio que ese para recuperar
energías si habías perdido en aquellas
calles parte de ellas.
A aquel restaurante-bar, volvimos más
de una vez a comernos nuestro cuarto
de pollo y su copa correspondiente.
También volvimos a Sitges, al igual que
seguimos visitando el Rompeolas por
los mejillones.
de una vez a comernos nuestro cuarto
de pollo y su copa correspondiente.
También volvimos a Sitges, al igual que
seguimos visitando el Rompeolas por
los mejillones.
De las historias culinarias que más me
llegan a sorprender, por la mentalidad
de esos años, fue cuando íbamos al Apolo.
Allí los bocatas eran el no va más, los tenían en la misma acera del
Paralelo.
Salías del bar y a izquierda y derecha
sobre dos tarimas de unos dos metros
de largo por uno y medio de ancho, te
encontrabas amontonados los
bocadillos de calamares rebozados,
tortillas y pulpos.
llegan a sorprender, por la mentalidad
de esos años, fue cuando íbamos al Apolo.
Allí los bocatas eran el no va más, los tenían en la misma acera del
Paralelo.
Salías del bar y a izquierda y derecha
sobre dos tarimas de unos dos metros
de largo por uno y medio de ancho, te
encontrabas amontonados los
bocadillos de calamares rebozados,
tortillas y pulpos.
Allí
había bocatas para todo un colegio.
A “Sebás”, “Lete” y Modesto les dio por
los bocadillos de calamares, a mí, sin
embargo, me dio por los de pulpo.
Según ellos los de pulpos estaban
malísimosllegando incluso hasta a
apestar. Si esos bocadillos los vendieran
hoy en día, meterían a los responsables
en la cárcel.
A “Sebás”, “Lete” y Modesto les dio por
los bocadillos de calamares, a mí, sin
embargo, me dio por los de pulpo.
Según ellos los de pulpos estaban
malísimosllegando incluso hasta a
apestar. Si esos bocadillos los vendieran
hoy en día, meterían a los responsables
en la cárcel.
En aquella época el
Paralelo era uno de
los sitios más transitados de Barcelona. Si no recuerdo mal era la
entrada principal de los camiones hacia el puerto. Aquellos bocadillos
por mucho toque especial que tuvieran, por mucho amor que pusieran
en hacerlos, el toque especial se lo daba el gasoil y la gasolina que los
vehículos dejaban a su paso, el polvo no se quedaba atrás, venia
incluido con el precio.
los sitios más transitados de Barcelona. Si no recuerdo mal era la
entrada principal de los camiones hacia el puerto. Aquellos bocadillos
por mucho toque especial que tuvieran, por mucho amor que pusieran
en hacerlos, el toque especial se lo daba el gasoil y la gasolina que los
vehículos dejaban a su paso, el polvo no se quedaba atrás, venia
incluido con el precio.
Fuera por lo que fuera, siempre que íbamos por allí
a jugar a la sala
del Apolo, me pillaba un bocadillo de pulpo; hasta dos me llegue a
comer no fuera ser que tardara en volver por allí.
Estarían malos pero
yo sigo aquí. Su
sabor fue lo que me
engatuso, para mi
han sido de los
bocadillos mejores
que me haya
podido comer.
del Apolo, me pillaba un bocadillo de pulpo; hasta dos me llegue a
comer no fuera ser que tardara en volver por allí.
Estarían malos pero
yo sigo aquí. Su
sabor fue lo que me
engatuso, para mi
han sido de los
bocadillos mejores
que me haya
podido comer.
Nosotros
devorábamos la
novedad en estado
puro. Cuando nos
dio por las sardinas,
acabamos hartos,
aunque no todos,
creo que “Sebás”si pudiera seguiría hincándole el diente. Historias
de este tipo, tuvimos unas cuantas, quizá no sean muchas, pero
quedamos hartos quizás por no saber compaginar las cosa.
Modesto pasó a llamarse “Koki” por la afición que le cogió a un
helado con ese nombre.
Yo pocas sardinas me he vuelto a
comer, aunque tengo que
reconocer que las hacían de puta
madre. Eran una pasada, al igual
que la caminata que nos
teníamos que pegar para poderlas
comer. Nos pasó como con los
caracolillos, o los pajaritos fritos,
pero eso pertenece a otro lugar, a
otro momento…
devorábamos la
novedad en estado
puro. Cuando nos
dio por las sardinas,
acabamos hartos,
aunque no todos,
creo que “Sebás”si pudiera seguiría hincándole el diente. Historias
de este tipo, tuvimos unas cuantas, quizá no sean muchas, pero
quedamos hartos quizás por no saber compaginar las cosa.
Modesto pasó a llamarse “Koki” por la afición que le cogió a un
helado con ese nombre.
Yo pocas sardinas me he vuelto a
comer, aunque tengo que
reconocer que las hacían de puta
madre. Eran una pasada, al igual
que la caminata que nos
teníamos que pegar para poderlas
comer. Nos pasó como con los
caracolillos, o los pajaritos fritos,
pero eso pertenece a otro lugar, a
otro momento…
Me viene a la memoria ahora
mismo que cuando teníamos unos
diez años, nos íbamos a ver jugar
al Barça. Por aquel entonces,
aparte de cuando venía el Madrid
o el Betis no iban más de
veinticinco mil personas. Éramos
“Sebás”, “Lete” y yo, los tres del
Madrid, no había otra cosa.
Estábamos pillados en la maraña
político-mental. Creíamos
mismo que cuando teníamos unos
diez años, nos íbamos a ver jugar
al Barça. Por aquel entonces,
aparte de cuando venía el Madrid
o el Betis no iban más de
veinticinco mil personas. Éramos
“Sebás”, “Lete” y yo, los tres del
Madrid, no había otra cosa.
Estábamos pillados en la maraña
político-mental. Creíamos
en José Antonio, Ledesma, y
hasta en Onésimo Redondo,
mártires que dieron su vida para
acabar con los Diablos Rojos.
A la gente que iba al campo,
siempre les sobraban carnets y
con ellos nos entraban.
hasta en Onésimo Redondo,
mártires que dieron su vida para
acabar con los Diablos Rojos.
A la gente que iba al campo,
siempre les sobraban carnets y
con ellos nos entraban.
Una vez dentro, nos juntábamos los tres y por norma
nos sentábamos
donde casi nos diera la gana. El de siempre,
(“Lete”), si ya estábamos
dentro, le gritaba al tío que lo había entrado con
su carnet, cuando ya
se despegaba de él para venir con nosotros: “¡Viva
el Real Madrid!” y
salía corriendo, nosotros que lo acompañábamos en
su carrera, al
llegar él, escuchábamos al tío que siempre tenía
unas dulces palabras
para su familia. Algo en mi interior me decía que
estaba mal hecho y
era simplemente que me estaba haciendo del Barça.
“Sebás” se hizo
también y los dos aun seguimos siéndolo, “Lete”
sigue siendo del
Madrid.
Todavía sigue siendo un soñador.
Alguno de nosotros tenía que
estar en el lado oscuro, a “Lete”
las fuerzas del lado oscuro se lo
llevaron a la afición Madridista,
cuando nada se le había perdido
allí, ni siquiera cuando ha ido de
paso, a él siempre le ha gustado
el deporte, a mí solo me gustaba
ver correr a los galgos, hoy
entiendo el porqué, entonces no
lo entendía. Tal era la afición de
“Lete” a los deportes, que
consiguió que fuéramos a ver
Todavía sigue siendo un soñador.
Alguno de nosotros tenía que
estar en el lado oscuro, a “Lete”
las fuerzas del lado oscuro se lo
llevaron a la afición Madridista,
cuando nada se le había perdido
allí, ni siquiera cuando ha ido de
paso, a él siempre le ha gustado
el deporte, a mí solo me gustaba
ver correr a los galgos, hoy
entiendo el porqué, entonces no
lo entendía. Tal era la afición de
“Lete” a los deportes, que
consiguió que fuéramos a ver
cómo era la
antorcha Olímpica.
No tuvimos que ir muy lejos para
ello, pasaba por Esplugas y
entraba por la Diagonal. Fuimos
a la Residencia Joaquín Blume y
nos pusimos en primer lugar, ya
que estábamos allí no nos íbamos
a poner al final…,he de reconocer
que me emocioné. Allí mismo se
hizo el cambio de antorcha, no
recuerdo si era de hombre a
mujer o de hombre a hombre.
De mujer a mujer, en aquella época,
imposible, no existían milagros de ese tipo.
ello, pasaba por Esplugas y
entraba por la Diagonal. Fuimos
a la Residencia Joaquín Blume y
nos pusimos en primer lugar, ya
que estábamos allí no nos íbamos
a poner al final…,he de reconocer
que me emocioné. Allí mismo se
hizo el cambio de antorcha, no
recuerdo si era de hombre a
mujer o de hombre a hombre.
De mujer a mujer, en aquella época,
imposible, no existían milagros de ese tipo.
Me emocioné al hacer el cambio
de antorcha por las palabras que
le dedicaron a Joaquín Blume en
la puerta de la casa que fue su
de antorcha por las palabras que
le dedicaron a Joaquín Blume en
la puerta de la casa que fue su
residencia. Hasta los pájaros
callaron por un momento. Vi
como a la gente se le saltaban las lágrimas, estábamos en el año sesenta y ocho
callaron por un momento. Vi
como a la gente se le saltaban las lágrimas, estábamos en el año sesenta y ocho
y todavía algunos lo recordaban. Tras el breve
discurso, el atleta de la
antorcha siguió con ella todo orgulloso corriendo y
nosotros para no
desaprovechar el tiempo, nos fuimos a Esplugas
City.
En Esplugas City se hallaba la maqueta a escala
real de un poblado del oeste donde muy a menudo se rodaban
películas de ese género.
películas de ese género.
Pocas veces tuvimos la suerte de ver rodar alguna,
ese día no iba a ser menos y aprovechamos para
montarnos nosotros solos la película.
ese día no iba a ser menos y aprovechamos para
montarnos nosotros solos la película.
No lo hicimos mal del todo, ya que como en las
películas reales
acabamos con el carro estrellado contra las
alambradas que protegían
el poblado. Allí vimos peleas y duelos del Oeste
que en nada se
parecían a las de las películas del cine, en las
peleas, ni se tocaban y
los tiros sonaban menos que un petardo. Joder que
raro era el cine de
verdad a aquello que veíamos alli, nos rompieron
los sueños, se
cargaron la ilusión, nos hicieron ver que no hay sueños
que todo es
una gran mentira,
Capitulos anteriores:
Juan muy buena las fotos sobre todo las del Apolo.... yo el de siempre
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