Rafael
Alonso Solís
Hace algo más de veinte años –nada,
en el fondo, un suspiro--, uno se levantó inspirado y redactó una proposición
ingeniosa, aprobada por aclamación, minutos después, por el claustro de la
Universidad de La Laguna. El entonces Rector y admirado amigo, Gumersindo
Trujillo, no tuvo más remedio que leer los resultados y proclamar que el órgano
había acordado solicitar formalmente la dimisión de Reagan. Ahí es nada. El
malogrado periodista Gilberto Alemán lo anunciaba horas después por la radio, y
Emilio Romero, maquiavélico plumilla y urdidor de intrigas palaciegas –que lo
había sido casi todo en las gacetillas del régimen, y seleccionaba fotos de
artistas y de putas de alcurnia cada tarde, para invitarlas después a veladas
intelectuales en ropa de cama--, trato de retar al ideólogo de la insensata
propuesta a un debate radiofónico. Leopoldo Cabeza de Vaca, a la sazón director
de este mismo periódico, tachó la iniciativa de disparate, poniendo a caldo a su
autor, y días más tarde, un famoso jurista, rico en anécdotas apócrifas, lo calificaba
de “trampero del Mississipi” por la misma razón --si bien aún sigo sin entender
la relación entre una cosa y otra, más allá de que en aquella época solía
vestir chupa de cuero negra y trataba de imitar a Bogart al aspirar el humo del
cigarrillo--. La realidad es que aquello tuvo consecuencias, y a Reagan,
semanas después, se le diagnóstico un tumor maligno que provocó el deterioro de
su salud y aceleró el final de su mandato. A pesar de las críticas, uno siempre
defendió la legitimidad y sensatez de la propuesta, teniendo en cuenta que
éramos tan súbditos del imperio como los nacidos en Texas, en Wyoming o en
Carolina del Norte, y que también teníamos el derecho a ser ciudadanos del
mismo. Ahora se repite la historia, y nos encontramos con que vamos a las urnas
para votar solo a los subalternos. Si Europa quiere ser algo más que una
marabunta de comisionados y maletillas cruzando las fronteras, degustando la
gastronomía internacional y redactando documentos incomprensibles, ha llegado
la hora de que quien gobierne sea elegido por todos, y no solo por los que
hablan su idioma. Lo cual, que tanto Merkel como Sarcozi tienen que pasar por taquilla.
Si el concepto de ciudadanía está efectivamente asociado al ejercicio de todos
los derechos, el de votar al jefe resulta incuestionable. Nos hemos
acostumbrado a contemplar cómo el presidente español de turno saca el pecho y
alardea de su capacidad para resolver los problemas del barrio, para comprobar
luego cómo la cruda realidad le coloca en su sitio y se pone a las órdenes de
los verdaderos patrones. A votar.
No será por falta de ideas
audaces.
Charles Grant, fundador del Centre for European Reform, un think tank con sede en Londres, ha propuesto una visión de
una Europa unida y democrática, en la que los ciudadanos de los distintos
Estados miembros voten directamente a los comisarios europeos, en vez del
sistema actual, en el que los escogen los Gobiernos nacionales a puerta
cerrada. El modelo de Grant incluye que el presidente de la UE seleccione a los
10 mejores de los 27 elegidos por los ciudadanos y los otros 17 sean adjuntos.
Este sistema permitiría tener un Gobierno europeo fuerte y democrático.
Federico Trillo |
Una sola voz
El filósofo Habermas habla de las sociedades mundiales que no pueden seguir permitiéndose el lujo de resolver sus problemas país por país, y las llama la“constelación posnacional”. Existen varios temas, desde las finanzas hasta el clima, desde la energía hasta la inmigración, en los que a Habermas le parece “sencillamente una tontería pensar que Europa va a seguir contando si no aprende a hablar con una sola voz”.
A los principales pensadores y expertos en derecho internacional ya les parece una estupidez distinguir entre política interior y política exterior dentro de Europa. “La diferencia entre lo nacional y lo internacional está empezando a difuminarse”, dice Habermas, que destaca que el derecho internacional y el nacional empiezan a parecerse. El catedrático de derecho constitucional en Frankfurt Erhard Denninger se pregunta “si tendrá ni siquiera sentido en el futuro hablar de soberanía nacional”.
yompy se siente feliz al ver, que hay muchos humanos inteligentes, sabios y con carreras que: dejan los escritos inútiles, los discursos inútiles y las palabras inútiles y se ponen a trabajar por un cambio real y humano; algo de sentido comun, en vez de tanto oscurantismo para seguir siendo clase privilegiada, es muy bueno para su salud y la salud del planeta tierra o agua.
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ResponderEliminarCONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA
El pueblo español, en uso de su soberanía, y representada por las Cortes Constituyentes, decreta y sanciona esta Constitución.
TÍTULO PRELIMINAR
Disposiciones generales
Artículo 1. España se constituye en República Horizontal.
1. El ciudadano es soberano político y copropietario del Estado, facultado pleno para participar en los asuntos comunes y en sus relaciones, por los cauces establecidos en ley justa, abierta a todos y sin más limitación que la regulación general para su más amplio acceso.
2. Todos los ciudadanos son iguales frente al Derecho. Por lo que no podrá darse preferencia, beneficio o ventaja entre unos y otros.
3. La ley, que mana del pueblo, no puede ir contra él: menguar sus facultades políticas, suprimirlas, ni secuestrar la soberanía política individual, salvo sentencia firme y durante el tiempo de condena, su voto pasivo.
4. Queda expresamente prohibida y revocada toda legislación contra los derechos aquí establecidos, así como las contradicciones normativas.
5. Un ciudadano, un voto. Ningún ciudadano en el Estado podrá pesar políticamente más que otro, ni darse el voto de calidad. Para salvar la paridad, las instituciones políticas de gobierno serán en número impar. Las bajas ocasionales serán sustituidas para la ocasión por miembro o autoridad de igual o similar rango o condiciones.
6. La cosa común, nos pertenece a todos por igual y no puede ser acaparada por ningún clan, élite social, grupo político o individuo.
7. El acceso a los órganos del Estado carece de limitación temporal, pudiéndose concursar a ellos cuantas veces se estime oportuno.
8. La toma de cargo institucional de carácter político requiere previo juramento de servidumbre exclusiva al Pueblo y a la Constitución, y de libertad de compromisos con institución o intereses contrarios, sean del país o extranjeros.
9. Las Administraciones del Estado no podrán dar fe ni levantar institución alguna o expedir documento que no se ajuste a la verdad del contenido anunciado. Los documentos e instituciones públicas que a la publicación de la presente incumplan lo dispuesto en este apartado serán rectificados o disueltas.
10. El maltrato y el acoso al ciudadano conllevará aparejada la expulsión del cuerpo administrativo. Hay maltrato, cuando estando en el servicio de su cuerpo o arma se exceda en sus funciones y cause mal innecesario o perjudique la libertad o la salud.
11. No se permitirá más que un parlamento y una sola ley para todos en el Estado, sin perjuicio de la existencia de comunidades autónomas para la gestión de la cosa común.
12. España se declara Estado laico.
13. La bandera de la República es ligeramente morada, amarilla doble ancho y ligeramente morada. (La tradicional republicana se presta a la confusión y complicación, y fracasó dos veces. El morado en sí puede resultar muy oscuro para visualizarlo en la distancia. El color rojo es agradable y da un buen contraste. Solución: un rojo apagado, ligeramente morado, en ambos lados de la gualda)
…
Bueno, ya he puesto mi parte en el primer escalón constitucional. Si puedes te agradeceré la comentes y expongas la tuya. Sun Brider 091211 Facebook para mi amiga republicana Catalina Valverde