¡A
mí la Legión!
Rafael
Alonso Solís
A
la Legión le sienta bien el luto, el pelo en el pecho de lobo
desbordando la camisa, los correajes nostálgicos y el amor a la
muerte. En un escorzo más del viaje al pasado en el que está
empeñada la derecha española, la gran creación del general
Millán-Astray se ha colgado la colección de medallas, ha
hecho ondear la bandera y ha marchado en procesión castrense a
celebrar –un suponer– la tortura y muerte de
un judío rebelde que nació en Nazaret hace siglos, que dicen
disfrutó de una estancia postdoctoral en los más avanzados centros
esotéricos del antiguo Oriente, y al que el gran imperio romano
utilizó a la perfección para poner en marcha un instrumento de
dominio que ha llegado hasta nuestros días.
Comunidad
de adultos frikis paraliza España para jugar con sus muñecos. Así
es el fandom más potente y excéntrico del país
29
marzo 2018 http://www.eljueves.es/
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En la Legión, a
las unidades militares tipo batallón las llaman banderas, como para
recordar de dónde venimos y a dónde vamos, como para hacernos
sentir la llamada de la tribu, como para subrayar el mito eterno del
trapo como señuelo de la tropa, en un juego de palabras cuyo
significado no requiere análisis lingüístico alguno, porque
penetra con sencillez y sin esfuerzo a través de los sentidos más
primitivos. Puede que por eso la iglesia y la milicia hayan ido
siempre de la mano, y mientras una amenazaba con el castigo eterno la
otra enarbolaba la bandera, la bayoneta y el fusil.
Más
que un noviazgo con la muerte, la relación entre clérigos y
soldados es una especie de cama redonda, teocrática y guerrera,
adornada de barbas rijosas y poblada de túnicas de alma oscura,
con el toque de animalismo inverso del macho cabrío a la cabeza del
desfile, muestra del potencial androgénico que tiene el uso de las
armas, para marcar el paso y que las botas redoblen sobre el suelo
con la seguridad de la ausencia de misterio, con la simplicidad de
aquel hallazgo de Hitler, cuando en un discurso memorable dijo
que “un tanque es un tanque y una bomba es una bomba”, y
que el actual presidente del gobierno español, Mariano Rajoy
ha adaptado a las circunstancias al hacernos ver que “un plato
es un plato y un vaso es un vaso”. Grandes verdades, al fin y
al cabo, que los líderes están obligados a aclararnos de vez en
cuando. Y es que no nos enteramos, coño. Si fuese cierto que hay dos
Españas, con una siempre dispuesta a evangelizar a la otra, la
Legión es el cuerpo místico de la que se cree grande, libre y
elegida.
La
Legión es el cuerpo místico de la que se cree grande, libre y
elegida. En esta foto vemos el tatuaje con la esvástica de Hitler
que luce un legionario el 28 de marzo de 2018. Arriba a la derecha,
el mismo legionario luciendo el mismo tatuaje en 2014.
Tal vez por eso pocas imágenes haya más esperpénticas que
las de los caballeros legionarios, con su gesto tallado en rigor
castrense, mientras pasean al Cristo de la Buena Muerte y
hacen sonar los tambores por la calles de Málaga.
Charanga, peineta
y pandereta como símbolos de la España más negra y más
retrógrada. Ésa que vuelve para salvarnos a través de la
reencarnación juvenil del integrismo ibérico, mientras los
ministros practican el karaoke o hacen playback sin creerselo del
todo. Qué miedo.
FRANCO
Y MILLÁN-ASTRAY
Apunte
de EL BLOG DE JUAN Fotografía&Revolutión
Cuando
escuchaba la palabra cultura, Millán-Astray sacaba la
pistola. Se pasó la vida sacándola y mató mucho, primero en
Filipinas, luego en Marruecos y más tarde en España. Le dieron
todas las cruces del mundo por matar sin que la Iglesia se quejara de
la utilización masiva de un símbolo tan suyo. Finalizada la Guerra
Civil regresó a sus tareas intelectuales como jefe de prensa del
régimen y sólo mataba los domingos, por quitarse el gusanillo. Un
genio.
Recordemos
que Millan Astray era manco y tuerto, y ya en otra ocasión en
la que el fundador de la Legión había dicho que “La esencia de
España reside en Castilla, pues el resto es escoria” , Miguel
de Unamuno contestó: “Me
temo que bajo la dictadura de Franco lo que menos se permita sea la
franqueza. Lo que dominará será la molienda”.
Unamuno,
se enfrentó al general Millán Astray con aquella breve
alocución en la que censuró a los golpistas su fuerza bruta con la
archiconocida frase “Venceréis pero no
convenceréis”, ante la que el militar felón gritó “¡Muera
la inteligencia!, ¡muera la intelectualidad traidora!” o “¡Muera
la intelectualidad y viva la muerte!”, según versiones (la
última, del propio Unamuno).
(Encerrado
en su “celda de la calle Bordadores” de Salamanca, don Miguel
dejó constancia de su aversión al régimen del 18 de julio.) Y...
http://kaosenlared.net/a-mi-la-legion/ ( Ha publicado este post) Un judío rebelde que nació en Nazaret hace siglos, que dicen disfrutó de una estancia postdoctoral en los más avanzados centros esotéricos del antiguo Oriente, y al que el gran imperio romano utilizó a la perfección para poner en marcha un instrumento de dominio que ha llegado hasta nuestros días.
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