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HORA ( 11/03/2016) 2 NOTICIAS
Por
primera vez, la inmensa mayoría del Congreso de los Diputados
rechaza un acuerdo suscrito por el Gobierno español en la Unión
Europea y por primera vez un presidente irá a un Consejo Europeo sin
respaldo de la Cámara. Solo el PP apoya el
acuerdo de la UE con Turquía que permite la expulsión masiva de
refugiados, en contra de los tratados internacionales y de la opinión
de la ONU. Y todos los demás partidos consideran ilegal el
acuerdo que rubricó Mariano Rajoy en la última cumbre y que el
presidente en funciones se niega a explicar ante el Congreso de los
Diputados.
En
el dia 11/03/2016 se ha lanzado una campaña en twitter contra
el acuerdo de la UE y el sátrapa Erdogán (Presidente de Turkia) ,
promovida por @RSAcogida @DryMadrid a
la que se han sumado las demás organizaciones de #Refugiados,
ONGs , con
el lema #EUMata
Juan
Santiso
No
creo que seamos insolidarios pero la política del miedo y la
criminalización mediática, la anestesia y la apatía, la cobardía,
una vez más de los dirigentes de la UE, está triunfando y nosotros
estamos fracasando como sociedad.
Según
la última encuesta del CIS, el 0,0% de españoles sitúa la crisis
de los refugiados entre los 39 problemas que más les preocupan. Es
una encuesta con “malas preguntas” es la criminalización de los
Estados culpables. La crisis de los refugiados es también nuestra
crisis moral como ciudadanos.
Una
vez más Europa se muestra cobarde, y miente. Por 6. 000 millones,
la UE renuncia a sus principios éticos y fundacionales, consagra las
devoluciones en caliente y se entrega a un régimen corrupto
gobernado por un sátrapa como Erdogán que cierra periódicos
críticos y oprime a la disidencia.
Nos
han vendido por un puñado de euros. Casi todos los países han
incumplido sus promesas de acogida y les tratan como prisioneros de
guerra, con derecho a robarles sus pertenencias, les encierran en
campos insalubres, sin atención médica, los marcan con números,
les atacan con perros y gases lacrimógenos, los hacinan en campos de
concentración con las alambradas, que construye una empresa española
(ahora ya sabemos porqué, el vasallo Rajoy, instaló esas alambradas
en Melilla) les dejan morir de frío o ahogados. Otra vez Europa mira
para otro lado, los mismos que lloraban la muerte de Aylán, la
provocan.
Hacemos
un humilde llamamiento a las fuerzas políticas, tan enfrascadas
haciéndonos creer que negocian, a las gentes de este país para que
muestren su interés acudiendo a las numerosas concentraciones que
las organizaciones de refugiados y otras muchas están convocando
estos días, para que asistan y muestren su solidaridad con los que
lo sufren y su indignación contra los poderes públicos, de aquí y
de la UE. A los periodistas independientes para que tratemos de
despertar conciencias ante este problema que nos concierne a todos.
No es sólo por los refugiados, es también por nosotros, no podemos
dejar que Europa caiga de nuevo en manos de fascismos. Son nuestros
valores los que se están perdiendo en el naufragio. Los refugiados
nos están mirando.
Ver sus caras
Los
rostros de los refugiados son dignos, enteros, a veces alegres. Pero
las imágenes de los culpables de su situación no son visibles. Es
hora de que empecemos a buscarlas
PEDRO
OLALLA
Es
autor, entre otros libros, de Grecia en el aire. Herencias y desafíos
de la antigua democracia ateniense vistos desde la Atenas actual
(Acantilado, 2015), Historia Menor de Grecia. Una mirada humanista
sobre la agitada historia de los griegos (Acantilado, 2012) y Atlas
Mitológico de Grecia (Lynx Edicions, 2002), y de las películas
documentales Ninfeo de Mieza: El jardín de Aristóteles y Con
Calliyannis. Reside en Grecia desde 1994 y es Embajador del
Helenismo.
LESBOS
Dicen
que cuando una imagen, por dura y reprobable que sea, se repite con
la suficiente insistencia, acaba generando aceptación, incluso
indiferencia. Desde hace más de un año, periódicos y televisiones
de toda Europa nos sirven cotidianamente la imagen de los
desesperados que cruzan el mar hacinados en botes de goma y que, no
pocas veces, mueren ahogados en el intento. La repetición nos ha
hecho casi refractarios a esa imagen, presentada, día tras día,
como el único rostro visible del drama de los millones de personas
que se ven forzadas a dejar sus casas huyendo de la guerra, la
injusticia y el hambre.
Un refugiado sirio que lucha por aferrarse a sus hijos cerca de Lesbos en Grecia. La UE prepara otra cumbre. |
Por eso, para combatir ese espejismo, he
querido ver de cerca sus caras, y he pasado los últimos días en las
costas de Lesbos, en los campos de refugiados de la isla, en el campo
de acogida de Atenas y en la alambrada que separa Grecia de la
Antigua República Yugoslava. de Macedonia.
Contra
lo que cabría esperar, sus rostros están limpios de dramatismo y de
reproche. Son caras cercanas, cálidas. Caras dignas, enteras,
luchadoras. Caras de gente que sabe que la vida es dura y no le
extraña. Y, sobre todo, son caras alegres, sorprendentemente
alegres. Se bajan de las barcas y se abrazan sonriendo a quien les
tiende una mano de ayuda, felices de haber llegado con vida al otro
lado.
La
mayoría de ellos ha dejado en ruinas su casa, ha malvendido lo poco
que quedaba tratando de juntar dinero para huir, ha abandonado su
país andando, ha cruzado a pie toda Turquía, ha sido objeto de
abuso y de maltrato en el camino, y ha pagado mil dólares a una red
clandestina de transportistas –o algo menos, si se ha arriesgado a
embarcar con marejada– para subir a un bote de goma de siete metros
de eslora con cincuenta personas más y cruzar un brazo de mar que el
ferry hace varias veces al día por apenas diez euros.
¿De
qué horror huye alguien para quien la mejor opción es arrojarse al
mar sin garantías de llegar vivo al otro lado?
Las
costas de Lesbos están llenas de fosforescentes chalecos salvavidas:
pecios ignominiosos de un trágico naufragio más de nuestro mundo
actual. Sólo a esta isla de 60.000 habitantes, llegaron el pasado
año más de 300.000 personas. Si un desembarco de tales proporciones
hubiera tenido lugar en las costas de Alemania, tendríamos ya el
Cuarto Reich. El 80% de quienes han cruzado últimamente de forma
clandestina las aguas del Mediterráneo ha entrado en Europa por
Grecia. Por Italia, sólo el 19,5%, aunque la inmensa mayoría de los
fallecidos se ha ahogado en sus aguas. Por España –por mucho
espacio mediático que ocupe la tragedia–, tan sólo ha entrado un
0,5% de los desesperados: apenas 4.000 personas.
Estas
imágenes serán recordadas por ser la mayor vergüenza de la que
#Europa no quiso hacer nada. #refugiados
|
Europa
se encuentra “desbordada” porque ha recibido este último año la
llegada de casi un millón de personas que huyen del horror. Pero
conviene contextualizar este dato: ese millón de personas equivalen
tan sólo al 0,18% de la población de la Unión Europea y al 0,14%
de la de Europa con sus fronteras geográficas tradicionales; ese
millón de personas no es más que una pequeña parte de los 60
millones de personas que este último año han tenido que abandonar
su hogar en el mundo: una de cada 122 personas que viven en el mundo
ha dejado este año contra su voluntad su casa. La mayor parte de
ellos (66%) no ha podido siquiera salir de su país; quienes lo
consiguieron, se han quedado por lo general en los países de su
entorno; y solamente el 1,6%, haciendo frente a las dificultades del
camino, a las olas del mar, a las mafias y a los guardias de
frontera, ha conseguido poner el pie en Europa.
La
Unión Europea, adonde ha llegado un refugiado por cada más de 500
habitantes, se declara hoy “desbordada”; del Líbano, sin
embargo, donde hay un refugiado... ¡por cada cuatro habitantes!, no
tenemos noticia; tampoco de la pobre Etiopía, que es el país que,
en relación a su renta per capita, más recursos dedica a la
atención de refugiados. La Unión Europea debería recordar que el
“Estatuto del Refugiado” fue aprobado por la ONU en 1951 para
proteger precisamente a los europeos en peligro tras la II Guerra
Mundial, y que tuvieron que pasar quince años para que ese status
que reconoce el derecho al asilo a “las personas que tienen
fundados temores de ser perseguidos por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones
políticas” se hiciera extensible a los naturales de otros países
del mundo.
El
grueso de los sirios que han conseguido huir del bombardeo
sistemático de su país están hoy en Turquía, en el Líbano, en
Jordania, en Iraq y en la región del Kurdistán (Erbil); los que
llegan a Europa siguen siendo los menos; y, sobre todo, un número
mínimo y en absoluto proporcional a las responsabilidades históricas
y actuales de Europa (y de Occidente) en la creación de las
verdaderas causas que dan origen a la existencia de refugiados y de
migrantes económicos en el mundo.
Sin ir más lejos, este año 2016
deberíamos “celebrar” el centenario de los acuerdos secretos de
Sykes-Picot (1916), en los que, al calor de la I Guerra Mundial y en
vísperas del desmoronamiento del Imperio Otomano, Gran Bretaña y
Francia se repartían el futuro control sobre los territorios de
Jordania, Palestina e Iraq –para la primera– y del Líbano y
Siria –para la segunda–. En las últimas décadas, ha habido otro
constante Sykes-Picot sobre los territorios petrolíferos de Oriente
Medio y del Norte de África que ha intensificado la radicalización
del Islam y ha producido pingües beneficios a la industria bélica.
Pero,
por desgracia, la cara visible del drama de los que huyen sigue
siendo sólo la de las víctimas, para que acabemos confundiéndolas
con los culpables. ¿Acaso esos que cruzan en las barcas son los
culpables de la guerra que les obliga a abandonar su casa? ¿Acaso
esos desamparados que buscan en Europa una mínima protección y una
limosna de trabajo son los culpables del paro en nuestros países, de
la destrucción de nuestro tejido económico, de la pérdida de
nuestras prestaciones sociales, de la derogación de nuestros
derechos laborales, de nuestro endeudamiento con los mercados
financieros, de los suicidios de nuestros vecinos, o de esa otra
emigración desesperada de miles de jóvenes europeos en busca de una
oportunidad de futuro? ¿O acaso son otros los culpables? ¿Dónde
están sus caras?
Nunca,
en la historia de la humanidad, ha habido tanto tránsito de
refugiados y migrantes económicos como en la actualidad. El
desarraigo es un signo de nuestro tiempo. Con impertérrito cinismo,
el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio
elogian la emigración como... ¡herramienta primordial de lucha
contra el paro! Pero, en realidad, su objetivo último está claro:
fomentar la migración y el desarraigo, y utilizar a esos millones de
desarraigados para socavar en todo el mundo las conquistas laborales
y sociales, para minar la cohesión y la conciencia de la sociedad y
para neutralizar por completo su fuerza política, convirtiendo a los
trabajadores en una masa ingente de nómadas apátridas, apolíticos
y sin vinculación al territorio ni fuerza colectiva para reivindicar
nada, mentalizados a vivir en la precariedad, y a merced de la oferta
y la demanda de un mercado desregulado por completo. Atractivo
panorama para unos pocos.
El
dinero tiene cada vez menos fronteras; las personas, cada vez más.
Entre Grecia y FYROM hay una alambrada kilométrica que he tocado con
mis propias manos para asegurarme de que no es un sueño; lo mismo
ocurre entre Grecia y Turquía, entre Serbia y Hungría, y en
Melilla, Ceuta, Marruecos, Túnez, Argelia, Rumanía...,
“concertinas” de alambre con cuchillas, que la empresa española
European Security Fencing tiene el dudoso honor de fabricar en
exclusiva. Ante la injusticia global que arrastra los cadáveres y
las víctimas a las costas de Europa, la estrategia de la Unión
Europea es blindar sus fronteras externas y tratar de alejar el
conflicto de ellas. Para el segundo de estos objetivos, acaba de
subvencionar a Turquía con 6.000 millones de euros, y al Africa
Subsahariana con 1.200, como estipendio para que refuercen sus
controles y externalicen el trabajo sucio; para el primero de los
objetivos, se ha quedado corta Frontex y la soberanía de los
Estados, y ha decidido crear una nueva Agencia Europea de Fronteras
más independiente, más privada y con potestad para intervenir de
inmediato, incluso cuando los países miembros no otorguen su
consentimiento.
Cuando
Frontex entró en funcionamiento hace una década, su presupuesto
anual era de 6 millones de euros; hoy es de 238, y se prevé que, en
los próximos cuatro años, alcance los 322. Asimismo, el programa
EUROSUR fomenta la vigilancia de fronteras en los países “antesala”
de Europa y establece en ellos una red de Centros de Internamiento de
Extranjeros. Al mismo tiempo, la Unión Europea destina millones de
dinero público a mantener un lobby de más de treinta empresas
privadas que, bajo el epígrafe de Organización Europea para la
Seguridad (EOS), gestionan el movimiento de personas y el control
migratorio, al tiempo que se benefician de jugosas contratas y
sustanciosos programas de I+D (Seabille, Talos, Operamar). Estas
empresas son, entre otras, G4S –el mayor grupo privado de seguridad
del mundo–, Eads, Thales, Selex y la multinacional “española”
Indra, que tiene por primer accionista al Estado español y cuyo
reciente director general, Santiago Roura –imputado en el caso
Púnica y cesado con una indemnización millonaria– ha sido ahora
nombrado presidente de la Organización Europea para la Seguridad.
Esto
es un infierno, dicen de #Idomeni
-Grecia- el campamento, un barrizal, con más de 13,000 refugiados
que no saben si los van a devolver a Turkia, o que pasará con ellos.
|
En
el caso de Grecia, país que, en su penosa situación, recibe con
creces el grueso de los desplazados que entran en Europa, la “crisis
de los refugiados” se ha convertido en coartada para arrebatarle la
poca soberanía que le queda sobre su territorio. Si, en los últimos
años, la “crisis financiera” ha convertido a Grecia en una
auténtica colonia de deuda, esta nueva “crisis humanitaria” le
está imponiendo una “troika geoestratégica” sin precedentes. A
la par del proceso de rescates y onerosos memoranda que ha dejado al
país a merced absoluta de sus acreedores, los acuerdos de Dublín I
y Dublín II, unidos al resto de la política migratoria europea de
los últimos años, han convertido a Grecia en un depósito de
contención de seres humanos, que se espera que actúe como regulador
del flujo migratorio hacia el resto de Europa, de acuerdo con las
necesidades y los ritmos del núcleo duro de la Unión Europea.
Si
al desmantelamiento progresivo y consciente de las fuerzas armadas
griegas unimos ahora el ultimátum dado por la Unión Europea a
finales de enero (dos meses para que Grecia resuelva sus “problemas
de fronteras”, o fin de Schengen y paso de la competencia a manos
de Frontex) y la reciente resolución por vía rápida de que sea la
OTAN quien asuma el control de las aguas del Egeo, tenemos a Grecia
bajo una nueva troika. Igual que las políticas de austeridad y los
rescates han asegurado el interés y el beneficio de los acreedores,
la cuestión de los refugiados –presentada como un contexto de
excepción para actuar al margen de los acuerdos internacionales–
ha permitido a la OTAN incrementar y consolidar su presencia en el
Egeo y ha ofrecido a Alemania el liderazgo que necesitaba para
apuntalar militarmente su poderío económico. Todo ello, para
beneficio también de Turquía, que sabe muy bien cómo pescar en
aguas revueltas. Así, volvemos a la guerra fría, con las aguas
griegas patrulladas ahora por EE.UU., Alemania, Italia, Canadá,
Israel, Turquía... y hasta China.
El
Líbano tiene en su territorio un refugiado por cada cuatro
nacionales, y no se ha declarado “desbordado” ni ha cerrado sus
fronteras. Tampoco las cerró Egipto cuando, con la “crisis de
Libia” en 2011, recibió en su desértico suelo cuatro veces más
refugiados que el conjunto de la Unión Europea. Tampoco Grecia puso
nunca en cuestión el espacio Schengen, pese a ser el país más
afectado por las políticas comunitarias de inmigración; pero sí lo
hizo la Unión Europea en cuanto estalló el conflicto de Libia, y
ahora que quiere acorralar a Grecia para usurparle lo poco que le
quedaba de soberanía.
Pongámonos
serios. Si queremos hacer frente con justicia a esta tragedia, deben
cesar, para empezar, los condicionamientos de Schengen, Dublín y
Frontex que pesan sobre Grecia y que convierten a los refugiados en
un arma de extorsión; sólo así el país podrá dejar de ser una
jaula de desheredados y hacer frente a la cuestión conforme a lo
dispuesto por el derecho internacional –que en estos momentos está
siendo ignorado en toda la zona– y con el apoyo de ACNUR y de la
ONU. Y si realmente queremos acabar con los refugiados, entonces
debemos exigir que se ataque a las causas: que la política no sea un
silencioso cómplice del imperialismo económico; que el dinero
público no vaya a los lobbies que reconvierten la industria de la
guerra en “industria de la seguridad”; que se combata eficazmente
a las redes clandestinas que, sin la oposición real de los
gobiernos, controlan las rutas y los mecanismos del tráfico y la
trata de personas; que se fomente de verdad el arraigo de la
población a su lugar de origen y que se luche declaradamente contra
la emigración forzosa, no contra el emigrante.
Y tantas otras cosas.
Y tantas otras cosas.
Quien
siembra guerras, recoge refugiados. Aunque, por desgracia, no siempre
en su propia casa, no sobre su conciencia. El “problema” de los
refugiados y de los emigrantes tiene muchas caras, pero la de sus más
directos responsables rara vez es visible. Ya va siendo hora de que
empecemos a buscarla.
Texto
publicado en :
http://ctxt.es/es/20160217/Politica/4394/Europa-Mediterr%C3%A1neo-la-fosa-del-sue%C3%B1o-europeo-Europa-contra-s%C3%AD-misma.htm
AYÚDANOS A DIFUNDIRLO
AYÚDANOS A DIFUNDIRLO
Pide a los diputados que exijan al Gobierno el bloqueo del acuerdo entre UE-Turquía y respete los derechos humanos
FIRMA
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También
publicados en este blog: (Pincha)
STOP PREACUERDO! Pide a diputados que exijan STOP al preacuerdo UE-TURQUIA al Gobierno Español!
ACTÚA. Quedan poco días para que se firme el preacuerdo entre al UE y Turquía. Hace falta tu firma
"UN NUEVO GUERNIKA GRITA A EUROPA"
Llegamos, vimos y...los dejamos morir
Irresponsables, demagogos, parias GRECIA Lo que ha conseguido.
NOTA
A LOS LECTORES
Este
fin de semana, publicaremos la segunda parte de “ Todo atado y bien
atado, con Felipe” referente a la larga Transición española.
Isabel Bueno Albujaz
ResponderEliminarK será d nuestras cociencias? Porque consetimos semejante atrocidad d nuestros políticos? Para k rezar ni pedir a Dios algo k esta en sus manos. Que pensaran cuando miran a sus hijos a la cara y los ven cuviertos d toda clase d caprichos mientras devuelven a estas criaturas a una muerte segura y tormentosa....Ojala los d apie pudieramos hacer algo ademas de sufrir por lo que vemos
José Luis Rodriguez Verguenza y crimen de laxo humanidad
ResponderEliminarMartinez De Olcoz JuanCarlos
ResponderEliminarEsto es el éxito del capitalismo .
La máxima desafección del ser humano con su especie.
Elena Aguado Firmemos y compartamos esto es tremendo que este pasando, me avergüenzo de ser europea,de ser española y casi de ser humana.
ResponderEliminarRoser Latorre Zamora
ResponderEliminarYa he firmado. Es demoledor
Luego aun así no se pasan factura y ganan por mayoría en todas las comunidades autónomas. Algo estamos haciendo mal si seguimos por este camino porque no tiene ni pies ni cabeza
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